mensajes evangélicos, espera en urgencias y otras hierbas

llegué a un módulo en la urgencia de la UC. abrí la carpeta con todos los papeles he ingresé a mi mamá. en eso llegó mi hermana simpatica con mi mamá y ella siguió haciendo los trámites. en cuestión de minutos, por el altavoz llamaban a mi mamá a la sección B. nos sentamos a esperar y me sentia un poco incomoda. una niña nos miraba a cada rato. "te puedo decir algo? ella es tu mamá, cierto? ella va a estar bien, asi que tranquila. no me creas a mi, creele a Dios, porque a mi las palabras fluyen. cuando se sienta mejor dale gracias a él". quedé para adentro. una extraña, de unos quince años, me hablaba de fe y de esperanza camufladas en Dios, y yo solo sonreia y decia gracias y asentia. no acostumbro a escuchar palabras alentadoras provenientes de extraños. trabata de hablarnos. nos pregunto de donde veniamos y en que colegio ibamos. se sorprendio cuando le dije que ya estabamos en la universidad, y al despedirse nos dijo "nosotros vamos a orar por ella". seguí incómoda y sorprendida, despues de todo ella seguia siendo una extraña. en los ratos en que todos estaban callados me puse a pensar que pasaría si repartieramos mensajes alentadores a la gente cuando lo necesite, e incluso pensé que podría pasar todos los ramos.

una otra y tanto despues, casi dos, llegó mi papá. el fuerte dolor de cabeza de hoy no fue por más que no haberse tomado la pastilla que en la caja tiene una estrella verde y que es con receta detenida. y todo por ser tan porfiada y no tomarce el remedio cuando su marido se levantó a buscar el vasito con agua tibia, como le gusta a ella, para tragar la pastilla. los cuatrocientos mil pesos por la resonancia magnetica fueron inevitables, y todo por no tomarse la pastillita.